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jueves, 11 de agosto de 2011

Cristina

Cristina Fernández, la Presidenta de la Nación, demuestra en cada una de sus apariciones públicas estar a la altura de las circunstancias, en un mundo con una impresionante crisis económica, social y de representación. Desde que sufrió la pérdida irreparable de su marido, su figura se ha agigantado. No es un comentario dirigido a su condición de mujer, que algún distraído pueda creer que es frágil por su condición de género y por tanto presa de una gran vulnerabilidad, en todo caso lo es, en tanto que es humana. De ninguna manera, simplemente se trata de una mujer de luto, atravesando el duelo por la pérdida. Tan fuerte es la imagen de elaboración del duelo, que recuerda una y otra vez a Néstor Kirchner, aunque los canallas opositores y medios hegemónicos la castiguen por ello. Quienes hemos atravesado una situación de pérdida de un ser amado, sabemos que la evocación es uno de los elementos que fluyen naturalmente como mecanismo para aliviar el dolor.-
También, además de recordar a Néstor Kirchner, nos relata sus sensaciones, su sensibilidad y sobre todo nos muestra un camino a seguir. A pesar de ello, desde que se ha transformado en una viuda de tan solo 58 años, jamás dejó de ejercer sus atributos de mando y su capacidad de gobernar, no ha mostrado fisuras en la toma de decisiones, amén de estar de acuerdo o no con ellas.-
Lo grandioso del último tiempo es que la Presidenta se ha transformado para todos en Cristina, así de simple, ella es Cristina. No es una pose, ni una manera impuesta de hacerse llamar así, para parecer más próxima, más familiar, una manera artificial utilizada por muchos candidatos de diferente pelaje para construir popularidad. Cristina Fernández, aún para sus más férreos opositores, ahora es Cristina, es un fenómeno que ha crecido como una bola de nieve, es una tendencia que en el último tiempo ni hace falta aclarar quien es Cristina cuando alguien la nombra.-
Quizás por edad, por cuestiones culturales, o vaya a saber, siempre hablé de Cristina Fernández, pero el otro día en el twitter dije que ella ahora es Cristina. Finalizando un acto en la localidad de Las Flores, Provincia de Buenos Aires, precisamente en la fábrica de zapatillas Converse, bajó del escenario y saludó a la gente, en su mayoría trabajadores de la fábrica y militantes. Muchos le pedían autógrafos, una foto, un beso o solo pretendían estrecharle la mano, lo único que se escuchaba era su nombre: Cristina.-
Alguna vez leí: “el instante de ver, el momento de comprender y el tiempo de concluir” y justamente fue el tiempo de concluir que Cristina es ella, no hay otra. Nuestra Presidenta se ha metido en el corazón de millones de argentinos y es por eso que Cristina Fernández de Kirchner ahora es Cristina, como si se tratara de una amiga, una integrante de la familia, uno no la imagina distante, lejana, fría, como la quieren pintar sus detractores.-
Con este nivel de popularidad, con tantas muestras de afecto, imagino por un instante que ella se debe sentir cálidamente acompañada por su pueblo, no tengo dudas que los jóvenes en Las Flores y ayer en el acto de cierre de campaña, querían transmitirle eso que se llama calidez.-
Lo bochornoso, es que el relato mediático, nos habla de una mujer emocionalmente inestable, bipolar, y no se cuantas tonterías más. La acusan hasta de sacar provecho de su luto, como si fuera agradable -aunque si necesario- transitar el camino del duelo. Hay un escritor lúcido, inteligente, devenido en escriba de la globósfera que menciona su "vestidito negro", así, de manera despectiva, burlona. Lo cierto, que la Presidenta ahora es Cristina y me alegro que su nombre la defina desde un lugar espontáneo, sin aparatos de propaganda. Naturalmente, la cartelería de campaña dice Cristina 2011, no hace falta decir nada más.-

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