La última elección presidencial
arrojó una diferencia de 37 puntos con la candidatura de Hermes Binner (FAP),
la más votada entre los frentes electorales no P. Esa colosal brecha marcó el
panorama político hasta nuestros días, esto es la inexistencia del bipartidismo, que lucía consolidado hasta las elecciones de 1999.-
El P en el gobierno tiende a
comportarse con la dialéctica oficialismo/oposición, característica de
cualquier sistema político democrático. Dos son los factores que suelen
promover esta dialéctica política. El primero de ellos es la amplitud y
diversidad de apoyos que reúne el FPV, que atraviesa a la sociedad de manera
vertical y horizontal. El segundo factor que activa el contrapunto oficialismo/oposición,
es la falta de reglas para dirimir la sucesión del liderazgo y, por ende, el
control del poder. Después de todo se trata de eso. Esta fuente de la
dialéctica oficialismo/oposición está en fase de ebullición, y a punto de
parirse. Por eso, estas elecciones de medio término tienen un condimento
especial.-
Ya dijimos que en 2005 Néstor
Kirchner declaró públicamente, que a su juicio, el ciclo histórico del
peronismo tal como lo concebíamos, se había agotado. Ese veredicto recogía su
inspiración del cuestionamiento de la izquierda peronista a “las formas
tradicionales de hacer política” encarnadas en los caciques territoriales y
sindicales. La cruzada regeneracionista de Néstor Kirchner, que alumbró la
operación de la “transversalidad” y suscitó grandes expectativas entre los
sobrevivientes del FREPASO, tropezó con un escollo fenomenal: gobernar y
transformar al mismo tiempo la herramienta política de gobierno, como es el
partido gobernante. De allí que a poco de andar fuera sustituida por una salida
pragmática. El conflicto que conmueve al oficialismo tiene, en las presentes
circunstancias, un perfil novedoso porque se está procesando sobre el telón de
fondo de un proyecto ambicioso, la construcción del posperonismo del que
hablaba Néstor Kirchner, devenido en kirchnerismo-cristinismo. Leímos a Juliana Di
Tullio, horas después de ser confirmada como presidenta del bloque oficialista
en Diputados, ser peronista es ser pragmático, una de las verdades no escritas.-
En los últimos tiempos, se
desarrollaron dos actos -Plaza de Mayo y Lomas de Zamora-, que mostraron a
Cristina marcando un acercamiento con algunos “gobernas”, intendentes del
conurbano y popes sindicales. También con actitud de “golpear para negociar”
con dirigentes que tienen una pata adentro y otra afuera. Los señalamos: DOS y “massita”.
Los cambios en el Gabinete, pragmatismo peronista, puro y duro, correr a
Agustín Rossi de la interna santafesina.-
La provincia de Santa Fe es un
distrito importante, renueva 9 bancas de diputados nacionales, con Rossi
encabezando la lista, el FPV accedía a un cómodo tercer lugar. La salida del “Chivo”
-un impecable presidente de bancada-, permite a la Casa Rosada negociar el
cierre de listas con Jorge Obeid y María Eugenia Bielsa. Ambos dirigentes,
generan una oferta electoral competitiva, con serias aspiraciones de luchar por
el triunfo, de máxima, obtener un segundo lugar, de mínima, muy por encima del devaluado
Miguel Torres del Sel.-
La crisis política, económica
y social de 2001 afectó el liderazgo de las viejas estructuras sindicales y
políticas, las cuales deben revalidar sus títulos ante un pueblo más
amplio, más heterogéneo y más demandante, cada dos años. Con esta lectura se
llegó a la contienda electoral de 2011.-
Luego de la rotunda victoria
de 2011, el proyecto original había retornado con mucha fuerza, con la búsqueda
por parte de Cristina de respaldos menos dependientes de la máquina política
“pejotista”: los caciques territoriales y sindicales. En su marcha, hizo surgir
a la luz enormes grietas dentro del movimiento. Para las jerarquías tradicionales
P, el encumbramiento de un/a sucesor/a, sólo promete dos años más de asedio a
los “territorios” y, con ellos, la perspectiva que sus caciques sean marginados
de la vida política. Éste es el escenario en que se está reponiendo la
dialéctica oficialismo/oposición dentro del movimiento creado por Perón,
recubierta ahora por los pliegues de la pugna entre peronismo y
kirchnerismo-cristinismo. Es posible que un observador externo a esa pugna
encuentre difícil explicar la aspereza de los enfrentamientos que se despliegan
sin freno, por la inexistencia de una oposición política con vocación de poder.
Quienes están involucrados en las luchas internas no padecen esta miopía, tan
propia del sentido común no P, porque saben que se disputan el trofeo mayor: la
hegemonía sobre el principal partido nacional y, en ese carácter, un recurso
estratégico para definir el derrotero del futuro político de la Argentina.-
Cualquiera sea la
interpretación, es preciso admitir que, de todos modos, permanece inamovible el
punto inicial, el liderazgo de los viejos caciques territoriales y
sindicales. En un marco de fisuras en las grandes columnas que sostienen el
modelo, discreto aumento de la tasa de desocupación -o al menos el
amesetamiento en la creación de nuevo empleo-, déficit fiscal financiado con
emisión y herramientas heterodoxas, congelamiento o leve caída del salario real
manteniendo la negociación colectiva (CCT), intervención del mercado cambiario
con restricciones a la compra de moneda extranjera para atesoramiento y virtual
desdoblamiento del mercado con la creación de un dólar turista, caída de las
reservas monetarias del BCRA, tasas de inflación en torno al 20% que ya nadie
disimula, balanza comercial favorable vía restricción a las importaciones, el
oficialismo llega a la contienda electoral abandonando parcialmente su proyecto
“transversal” y dispuesto a negociar, de manera pragmática, el cierre de listas.-
En el contexto de una
iniciativa lanzada desde “arriba”, esto es la transversalidad y el espaldarazo
a Unidos y Organizados, surge la movilización, la conflictividad, la demanda de
participación, y el enfrentamiento con las estructuras de poder –de adentro
y de afuera del movimiento- que protegen sus intereses. Así las cosas, la
fusión de las dos vertientes dentro del movimiento –la pejotista y la
kirchnerista-cristinista- no llega a ser asegurada por los sindicatos, ni por
los caciques territoriales, pero tampoco por la nueva elite dirigente –la intelligentsia-
a la cual había apostado Cristina.-
Los movimientos en el Gabinete
Nacional consolidados, esto es el cambio de cartera ministerial para Puricelli,
el nombramiento de Agustín Rossi en el Ministerio de Defensa, la salida de
Nilda Garré del Ministerio de Seguridad, la candidatura a diputado nacional del
Ministro de Agricultura Norberto Yahuar -y su eventual reemplazo-, las posibles
salidas de otros ministros para competir en las elecciones, muestran a Cristina
Fernández muy activa a la hora de cerrar la arquitectura electoral de medio
término.-
Resta conocer todas las
cartas, y si Cristina realmente cree que su único heredero político es el
pueblo empoderado o se transforma en la conductora de un nuevo movimiento
político conservando el poder hasta 2015 y lograr aplicar el “dedazo”, al mejor
estilo priísta mexicano de años ha.-
Varias de estas incógnitas las
conoceremos en los próximos días. Otras las contestarán las urnas.-